Siete días llevamos de festival de Sitges y cuatro películas he visto hoy. Un total de 31 películas si contamos toda la semana.
DÍA 7
A las 8 iba a visionar una pero el cansancio y el sueño me pudo. Así que hasta las 11 no empezó mi día, que lo hizo en el Auditori con «Demon», cinta polaca e israelí que me ha parecido interesante a pesar de su argumento, que puede parecer visto en la gran pantalla; casa con inquilino nuevo, huesos enterrados, hay fantasmas… Aún así se va desarrollando la historia, con sus toques surrealistas debido a la situación y al alcohol, y me gusta la idea, así como la actuación del protagonista principal.
Toca, una vez más, correr para llegar al Prado a tiempo para la surcoreana «Coin Locker Girl», otra cinta sobre mafias entretenida que puede no aportar nada nuevo al género, recordar a otras películas y le sobra alguna que otra escena para que no se haga larga pero no desagrada su visionado. El final, previsible.
Dos horas para comer y escribir algo. Y a por el tercer film del jueves, «The Legend of Barney Thompson», una pasable comedia de humor negro dirigida y protagonizada por Robert Carlyle. No es nada del otro mundo. Es de esas de «usar y tirar»; la ves, te entretienes y a otra cosa, mariposa, porque no pasará a la historia del cine. Genial Emma Thompson y su personaje.
Y terminamos el día con la francesa «Enragés (rabid dogs)», otra sorpresa positiva para mí. Eres testigo de la huida tras el atraco a un banco, como si fueras un miembro más. El film está bien y cumple gracias a que logra mantenerte con los ojos en la pantalla (cosa ya complicada con tantos días de Festival) gracias a un buen montaje, una buena BSO y un guión sólido. Final sorprendente.
Y otro día más que se acaba. Pido disculpas si cada vez mis crónicas son más cortas y no doy más detalles de las películas pero mi cerebro no da para más. Cuando llegue a casa intentaré expandir más o hacer críticas más largas de las películas que más me han gustado.