Parece una locura, algo incomprensible en los tiempos en los que estamos. Pero está ahí, nos guste o no. Ya se está realizando y esto ya no lo para nada ni nadie. Es, como lo han bautizado, «películas premium». Os estoy hablando de aquellas películas que los cines suben (más aún) el precio de las entradas y que gran parte del respetable público quiere ver. By the face. Ni butacas más cómodas ni las mejores localizaciones de la sala ni merchandising de regalo. Pero, ¿de dónde viene ésto? ¿Y por qué?
LA HISTORIA
En Abril del 2015, Cinesa puso en práctica una prueba en un cine de su cadena en Madrid en el cual por ver la película «Vengadores: la era de Ultrón» iba a costar un euro más. En las redes sociales hubo algo de quejas pero apenas hubo hojas de reclamaciones al respecto (me comentan que un par). La exhibidora repitió estrategia en junio con «Jurassic World» y con el mismo resultado. Tras varios meses sin aplicarse a ningún título, en Octubre volvería la polémica debido a que este suplemento se llevaría a cabo con «Regresión», uno de los films españoles más esperado del 2015, y en todas las salas de Cinesa. Y entonces se lió parda en las redes sociales y los medios de comunicación en su versión online se hicieron eco.
Alguna distribuidora les ha aconsejado que con sus títulos no se apliquen este tipo suplemento pero es la única que se ha quejado, ya que, una vez más, apenas hubo hojas de reclamaciones de los espectadores en los cines. Así que, en Noviembre, la exhibidora ha decidido dar un paso más adelante; además de aplicarse este suplemento con el estreno de «SPECTRE», ya anuncia en su web cuales serán las siguientes películas («Los juegos del hambre: Sinsajo (parte 2)» y «Star Wars: el despertar de la fuerza»). Este hecho significa que la empresa ha visto que hay buen resultado y que sigue adelante.
Según Cinesa aplica este suplemento para poder mantener durante el año las varias promociones que está realizando («Vuelva en cinco días», «Los jueves a cinco euros»,…) y que hay varias maneras para no pagar este euro de más (comprar la entrada con antelación, vía online, presentando la Cinesacard,…). Y aunque no comparta esta idea como espectador, sí la comprendo si me pusiera en la postura como empresario. Porque el cine es un negocio y aquí, los cines y las dueñas de las películas, están para ganar dinero, no para perderlo. Sólo hay que recordar que, de la taquilla de la primera semana, casi todas las distribuidoras se llevan un tanto por ciento de la recaudación, por lo que a los cines le queda poco margen de beneficio. Por eso los precios de los bares/ambigú es tan elevado, porque ahí es donde realmente está el dinero.
En un principio, este euro de más que se cobraba en las películas «premium» era completamente para los cines. Os pongo un ejemplo, si la entrada cuesta ocho euros y la distribuidora se lleva el cincuenta por cierto, el resultado sería cuatro euros para los cines y cuatro euros para la dueña de la película. Pero si cobro nueve euros, por el complemento del euro, entonces quedaría cuatro euros para la distribuidora y cinco euros para el cine. Y digo «en un principio» porque las distribuidoras, que tonta son aunque parezca lo contrario, no están muy de acuerdo de esta postura debido a que son espectadores que podrían perder a favor de otras películas. Sin embargo, todo en esta vida se mueve por dinero y si los cines le dan una parte de ese euro de más a ellos, entonces todos contentos. ¿Se perderá clientes? Se recompensa con ese nuevo tanto por ciento que lograrán. Llevarte, por ejemplo, cincuenta céntimos por cada entrada puede que no parezca dinero pero si acuden 50000 espectadores a estos cines, son 25000 euros, un parné nada despreciable en los tiempos que corren. Porque a las distribuidoras, como a los cines, tampoco les va tan bien como parece.
LA SITUACIÓN
La situación de los cines no es la más idónea, aunque parezca lo contrario. Mientras explotan a sus empleados con congelaciones de sueldos, trabajar en varios puestos y reemplazando el personal que causa baja con gente no indefinida y con menos horas, los jefazos, que viven en sus «mundos de Yupi», siguen con sus sueldazos, con el «piloto automático», creyendose que en breve va a llover y están metido en la «tormenta perfecta». Pero las grandes cadenas de cine tienen algo a favor; que saben que tienen cogidos por donde más duele a las distribuidoras. Estas saben que si los grandes cines no estrenan sus títulos, repercutirá en sus resultados (sólo hay que ver lo que pasó con Universal y «El lobo de Wall Street», film que hizo buenas cifras pero que podría haber hecho mucho más) y tienen que llegar a un acuerdo sí o sí con los cines. Pero como he dicho antes, las distribuidoras no son tontas.
Y ésto no ha hecho nada más que comenzar. Ya no hay vuelta atrás porque todas las distribuidoras querrán su tanto por ciento de ese euro de más. Y como los clientes no se quejan o no dejan de acudir a esos cines por el suplemento a favor de otros cines que no suben el precio, pues las salas exhibidoras de la competencia imitarán la postura aunque con otro nombre y con otros precios (o no). Ya me consta que la segunda cadena de cines más grande de España ya está estudiandolo (en los mejores estrenos, no se aplicaría a la venta online ni a los que la compren en taquilla presentando la tarjeta de la sala exhibidora,…) y el resto de salas no tardarán mucho en hacerlo.
Será algo que el espectador, aunque le moleste al principio, no tardará en aceptarlo y acostumbrarse. Afectará a aquellos que acuden los primeros días de estrenos, esa especie en extinción que cada vez se lo complican más no esperarse una semana para acudir al cine o unos meses para verla en casa. Pero tampoco es muy complicado saltarse el pagar ese euro de más (por el momento) por lo que tampoco hay que ponerse las manos en la cabeza. Eso sí, estamos en un pais donde «ladramos mucho y mordemos poco» (y yo me incluyo en el lote) y se podría haber evitado todo ésto mediante hojas de reclamaciones o no acudir a estos cines. Pero no lo hemos hecho y vamos a pagar las consecuencias. Dentro de unos años, miraremos atrás y contaremos a nuestros hijos o nietos que el cine costaba muy poco y no había diferencias entre unos títulos y otros. Y nos daremos cuenta de que nos hacemos mayores y como el cine se ha vuelto un artículo de lujo, algo para unos pocos.