A finales de Enero pude acudir a la primera edición del Fusión Seminarios en Córdoba (España), un workshop de un fin de semana donde dos grandes profesionales como son el fotógrafo Valentín Gámiz y el videografo Santi Veiga iban a explicarnos su manera de trabajar en bodas tras años de experiencia y, como dice en la web, contarnos «sin secretos todos los trucos para emocionar a nuestros clientes con nuestras imágenes«. Esta frase me marcó porque me extrañaba que dos maestros desvelaran sus trucos para ser tan buenos por un módico precio y más en un sector como es el audiovisual, donde la envidia y el secretismo está a la orden del día. Sin embargo, una vez más la gente me sorprende y para bien ya que ha sido una experiencia única. No digo que me haya abierto los ojos ni que haya marcado mi vida pero sí es cierto que he aprendido demasiado y tal vez me haya hecho ver lo que quiero tener, no a corto plazo pero sí a medio o largo plazo; hacer lo que quiero y disfrutarlo.
Tal vez muchas de las cosas que nos explicaron ya lo sabíamos aunque siempre es bueno recordarlo y más para los que estamos empezando en lo audiovisual y, en este caso, en el mundo de las bodas o para los que lleven tiempo y se hayan acomodados. Tanto Santi como Valentín nos enseñó muchas de sus técnicas para hacer el gran trabajo que hacen. Y es de agradecer porque pocas personas se atreverían a hacerlo porque podrían temer tener más competencia o ser superados por sus alumnos con el tiempo. Fueron claros, directos y respondieron a todo tipo de preguntas.
Se nota que ellos aman su trabajo y hacen lo que quieren, como quieren y donde quieren, aunque eso a veces les cueste dinero y tiempo. Como diría Veiga «hay que mover el culo» y ellos lo hacen con amor y empeño, consiguiendo ejercer un tarea más efectiva y única, casi imposible de imitar. Ellos hacen bien sus faenas y tienen el premio de ser reconocidos nacionalmente e internacionalmente, tanto laboralmente como económicamente. Son esos detalles que hacen que un taller/curso/estudio distinto a los demás, cuando ves a dos personas que aman su trabajo como si fuera el primer día y sigan queriendo aprender y crecer profesionalmente «hasta el infinito… ¡Y más allá!» como diría Buzz Lightyear. Si eso le añades que pude conocer a doce compañeros de profesión, con las mismas ganas o más que yo de aprender, puedo decir que mereció mucho la pena de acudir a este evento.
¿Mereció la pena? ¡Claro que sí! Nunca me suelo arrepentir de lo que hago pero siempre me arrepiento de lo que no he hago. Y si no hubiera acudido a este evento, seguramente me estaría arrepintiendo de ello. Así que estaré atento por si hacen un segundo Fusión Seminarios o un segundo curso. XD
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Un abrazo fuerte!