Crítica de la película ganadora del Premio Especial del Jurado y de la Concha de Plata a la mejor actriz de la 61ª edición del Festival de San Sebastián «La herida», dirigida y escrita por Fernando Franco, y protagonizada por Marian Álvarez, Ramón Barea, Manolo Solo, Rosana Pastor, Andrés Gertrudix y Ramón Agirre.
SINOPSIS
Ana tiene 28 años. Se siente útil y satisfecha en su trabajo rutinario ayudando a otros. Sin embargo, fuera de su jornada laboral, Ana tiene serios problemas para relacionarse. Es socialmente torpe e incluso agresiva con las personas más cercanas y queridas. Ana no puede controlar este comportamiento ni sus emociones, por las que sufre y se atormenta, sintiéndose culpable. En el fondo sólo querría estar bien consigo misma y con los demás: ser feliz. Sin embargo, su conducta autodestructiva y auto lesiva no hace sino aislarla aún más. Ana padece lo que los psiquiatras llaman Trastorno Límite de la Personalidad o síndrome borderline. Pero ella no lo sabe.
OPINIÓN
Esperaba más de este drama, al menos algo distinto, algo que al espectador nos haga pensar, reflexionar sobre esta enfermedad, algo que ya no hayamos visto en otras películas («Inocencia interrumpida», «Atracción Fatal», «La guerra de los Rose»,…) pero no, lo que consigue Fernando Franco es que nos entre ganas al espectador de auto lesionarnos e incluso de suicidarnos, para acabar con la tortura que estamos viendo.
El gran problema que tiene el film es que, al igual que la protagonista con su vida, la cinta se vuelve rutinaria, aburrida y que si debería de provocarnos algún sentimiento de tristeza o de pena por lo que estamos viendo, aunque tenga esos momentos del Messenger que más de uno habremos tenido contando a desconocidos nuestros sentimientos, lo único que consigue es indiferencia y pasotismo, con ganas de que acabe lo más pronto posible. No termina de enganchar el espectador a la película, aunque la cámara sea subjetiva, con cámara al hombro y siguiendo todo lo que sucede intentando sentirnos como si fueramos uno más de la escena. Tampoco ayuda que el final del largometraje te deje como al principio o incluso peor ya que te sientes como si hubieras perdido el tiempo completamente.
Pero por suerte, hay algo positivo y que te hace pensar que no has perdido el tiempo, y lo poco salvable es la actuación de Marian Álvarez, la protagonista del film, que interpreta el papel de Ana formidablemente, con esos cambios emocionales tan bruscos, que pasa de la alegría al enfado en menos de un segundo. También destacable el pequeño pero intenso papel de Ramón Barea así como el momento «Enrique y Ana». Sin embargo, repito, no es suficiente para salvar la cinta.
En fin, película que servirá para proyectarse a los estudiantes de psicología.
NOTA = 4
LO MEJOR = Marian Álvarez.
LO PEOR = Aburrida. No consigue transmitir nada al espectador. El final.